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Los bebés que nacen con atresia tricuspídea carecen de la válvula tricúspide, que es la válvula que conecta la aurícula derecha y el ventrículo derecho. Esto hace que el ventrículo derecho no se desarrolle o sea muy pequeño. La reparación de la atresia tricuspídea comienza inmediatamente con el tratamiento, incluida la cirugía.
La reparación de la atresia tricuspídea comienza con medicamentos para mantener abierto el conducto arterioso. Este vaso sanguíneo entre la aorta y la arteria pulmonar está abierto antes del nacimiento, cuando el bebé recibe oxígeno de la madre en lugar de los pulmones. Una vez que nace el bebé, se supone que esta conexión se cierra.
Mantener abierto el conducto arterioso con medicamentos es una medida temporal que proporciona una vía para llevar sangre oxigenada al resto del cuerpo; esta vía habría desaparecido si se hubiera permitido que el conducto se cerrara.
La reparación de la atresia tricuspídea puede involucrar uno de varios procedimientos complejos que requieren experiencia, habilidad y formación. El Norton Children’s Heart Institute, afiliado a la Facultad de Medicina de la UofL, es el proveedor líder de cuidados cardíacos pediátricos en Louisville y el sur de Indiana.
El procedimiento de reparación de la atresia tricuspídea elegido por los cirujanos cardiotorácicos del Norton Children’s Heart Institute dependerá de las variaciones de la estructura del corazón, es decir, cómo se ha desarrollado el corazón del niño a pesar de la anomalía.
Las variaciones pueden incluir:
El tratamiento de reparación de la atresia tricuspídea se basará en las necesidades particulares del niño. El tratamiento suele incluir tres cirugías que se realizan a distintas edades. El tratamiento del recién nacido a menudo se basa en la cantidad de flujo sanguíneo que llega a los pulmones y al cuerpo:
Independientemente de la cirugía que se realice, los niños con atresia tricuspídea necesitarán más cirugías cardíacas:
Los resultados de las cirugías de reparación de la atresia tricuspídea en tres etapas generalmente son buenos. Las tasas de supervivencia anticipadas para los niños que completan las tres etapas de la cirugía rondan el 75% al 95%, dependiendo de los factores específicos de cada niño y de la atención que recibe.
La calidad de vida a largo plazo después de la operación de Fontan suele ser buena. Actualmente, los pacientes de mayor edad que se han realizado este procedimiento tienen 30 años y más. Sin embargo, puede haber complicaciones, incluidos problemas del ritmo cardíaco que requieren medicamentos o la colocación de un marcapasos. También pueden producirse problemas pulmonares, incluida una disminución en los niveles de oxígeno en sangre. Puede haber problemas digestivos debido a la pérdida de proteínas en las heces, que provocan hinchazón y retención de agua. Algunos pacientes, a pesar de que tienen buenos resultados después de las cirugías, podrían necesitar un trasplante de corazón o de pulmón más adelante en la vida.