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El conducto arterioso persistente es una afección en la que un vaso sanguíneo que se forma naturalmente y que ayuda al bebé a obtener oxígeno de la placenta mientras está en el útero no se cierra correctamente después del nacimiento. El conducto arterioso está abierto mientras el bebé está en el útero para evitar que la sangre ingrese a los pulmones.
Los primeros llantos del recién nacido desencadenan el cierre del conducto arterioso persistente (abierto), un proceso que toma unos días. En algunos bebés, especialmente cuando nacen prematuros, el conducto arterioso persistente puede permanecer abierto demasiado tiempo y provocar una serie de afecciones médicas.
Una abertura grande y persistente hace que una gran cantidad de sangre circule hacia los pulmones. Un conducto arterioso persistente más pequeño puede cerrarse por sí solo antes del primer cumpleaños del niño.
Los tratamientos para cerrar un conducto arterioso persistente incluyen medicamentos, reparación mediante catéter, cirugía abierta tradicional y un procedimiento innovador mínimamente invasivo para implantar un pequeño tapón en la abertura.
El tapón del tamaño de un guisante, llamado Amplatzer Piccolo Occluder, es una alternativa a la cirugía cardíaca para cerrar el conducto arterioso persistente. Es una de las muchas terapias innovadoras utilizadas por los especialistas del Norton Children’s Heart Institute, afiliado a la Facultad de Medicina de la UofL. Una vez implantado, un cardiólogo intervencionista expande el Piccolo y, con el tiempo, crece tejido sobre su estructura de malla.
Más familias de Louisville y el sur de Indiana eligen a los especialistas certificados del Norton Children’s Heart Institute que a cualquier otro proveedor de cuidados cardíacos pediátricos de la zona. El tratamiento está disponible en Louisville o a través de una red de servicios de diagnóstico y tratamiento en todo Kentucky y el sur de Indiana.
Un conducto arterioso persistente es más común en bebés prematuros y afecta al doble de niñas que de niños. También es común entre los bebés con síndrome de dificultad respiratoria neonatal, bebés con trastornos genéticos (como síndrome de Down) y bebés cuyas madres tuvieron rubéola durante el embarazo.
Los síntomas de un conducto arterioso persistente grande incluyen:
El proveedor de atención médica de su hijo escuchará el vaso sanguíneo abierto como un soplo cardíaco.
Las pruebas de seguimiento pueden incluir una radiografía de tórax, un electrocardiograma (ECG) para medir la actividad eléctrica del corazón, un ecocardiograma, que usa ondas sonoras para diagnosticar afecciones cardíacas, y análisis de sangre. Otras pruebas pueden incluir:
Las cuatro opciones de tratamiento son:
Un cirujano cerrará un conducto arterioso persistente si el tamaño de la abertura es lo suficientemente grande como para que los pulmones se sobrecarguen de sangre, una afección que puede provocar insuficiencia cardíaca congestiva e hipertensión pulmonar.
El cirujano también puede cerrar la abertura para reducir el riesgo de desarrollar una infección cardíaca llamada “endocarditis”, que afecta el tejido que recubre el corazón y los vasos sanguíneos. La endocarditis es grave y requiere tratamiento con antibióticos intravenosos.