El objetivo de cada padre es ayudar a su hijo a desarrollar resiliencia. Los niños se convierten en adultos felices y saludables que tienen las herramientas para sobresalir en el trabajo y el hogar y estar preparados para enfrentar los desafíos inevitables con resiliencia.
La resiliencia es la capacidad de recuperarse y superar los contratiempos o las dificultades. Las personas resilientes ven los desafíos como oportunidades. Enseñar a los niños cómo ser resilientes es fundamental, porque se puede aprender y mejorar a lo largo de toda la vida, especialmente con el apoyo de un adulto cariñoso y afectuoso.